Pareciera ser que estamos viviendo una transformación que va de la economía industrial de las
máquinas y las grandes fábricas a las empresas cuyo capital principal está constituido por bytes.
Sin dar nada por verdad absoluta e incontrovertible resulta interesante - y necesario - repasar algunos de los discursos que al respecto se han ido construyendo.
En primer lugar la llamada Ley de Moore que, debates más, detalles menos, sostiene que la capacidad de los procesadores se duplicará cada dieciocho menos manteniendo su valor. Sencillamente, el doble al mismo precio.
Formulada en 1965 esta ley empírica se viene cumpliendo: basta compara el precio de una PC de escritorio de fines del siglo veinte con el precio de un teléfono inteligente - smart phone - de estos días para ver cuanto se amplio la capacidad de procesamiento y cuánto han bajado los costos.
Otra referencia ineludible es la Ley de Metcalfe formulada en 1976: el valor de una red es igual al cuadrado de sus nodos. Ciertamente hay y habrá sobre esto muchos debates pero las empresas de Internet están convirtiendo sus nodos - usuarios, para decirlo rápidamente - en ingentes fortunas en los diversos mercados de inversión.
Apocalípticos e integrados de nuevos tipos se entusiasman o desvelan por los fenómenos que emergen del mundo digital.
Desde la mirada de Jeremy Rifkin quien en una nota publicada en el diario Clarín de Buenos Aires sostiene que "El capitalismo será eclipsado por la economía del compartir" hasta la mirada del reciente premio nobel de economía, Jean Tirole comentada en una nota del suplemento económico del mismo diario y titulada: Las empresas de Internet explicadas por un Nobel.
Para Rifkin el capitalismo ha inventado una economía que habrá de reemplazarlo y que se asienta en la posibilidad de acceder a múltiples recursos en red: la energía, el alquiler de autos, un lugar para vacacionar, todo, puede ser "accedido" sin necesidad de ser propietario. Los sensores - que estima en 100 billones instalados en todo el mundo para 2030 - permitirán construir una Internet de las cosas que las personas podrán compartir reduciendo costos de todo tipo. En particular el costo marginal.
La pérdida de privacidad, la seguridad de los datos y las tendencias monopólicas de algunas empresas son, para Rifkin, las grandes amenazas de la nueva economía.
El nuevo Premio Nobel, y otros investigadores, se preguntan como considerar a monopolios cuyo dominio del mercado consiste en no cobrar por sus servicios; una suerte de "monopolios amigables" a los cuales no pueden aplicarse las viejas leyes antimonopólicas pensadas para las grandes industrias de la modernidad.
Hablan de mercados duales en donde un usuario de facebook, como de otras plataformas, es en realidad un proveedor más que un cliente. Lo cual, agregamos nosotros, nos acerca al concepto de Economía de la Atención (texto en inglés) que tan bien está explotando Google.
Una de las amenazas más evidentes de estos monopolios de la gratuidad es que construye enormes barreras de entrada para nuevas empresas.
También debemos agregar que la tendencia natural de la red - Metcalfe mediante - es al toma todo porque si todas las personas están en una plataforma ¿A que ir a otra?
Otra cuestión a considerar es el impacto que la nube o cloud computing está teniendo en el diseño de la nueva economía: modelos de integración de las cadenas de valor que van desde el origen de la materia prima hasta el consumidor, permitiendo modelos de negocios impensables en tiempos de la economía industrial.
Sintetizando: una nueva economía está emergiendo frente a nosotros; podemos pensar que se trata de una suerte de post capitalismo o de una nueva fase del sempiterno capitalismo nacido con la revolución industrial. Todo hace hace suponer - descartando ingenuidades varias - que esta nueva economía será, por lo menos, tan heterogénea, cambiante, compleja y conflictiva como las precedentes. Las magnitudes que alcancen estas variables dirán en que sentido evolucionará la llamada economía digital. Otras lecturas serán necesarias.
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